La funeraria definitiva
En 1964 el artista holandés Pieter Engels ideó una funeraria ficticia llamada ENIO que luchaba contra la tristeza de la muerte, nada de colores oscuros y llantos. Para ello incluía en sus servicios cosas como ataúdes perfumados, con televisión y radio (por si algún día despiertas) o transparentes para colocar en el salón de tu casa y que tu familia siga disfrutando de tu alegre sonrisa aún después de muerto. Pero la estrella era su servicio de suicidios mediante aparatos conectados a fuentes eléctricas, unos zapatos para los caballeros y un consolador para las mujeres, el último gran orgasmo.
Vía We make money not art | Categoría Arte
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